domingo, 31 de octubre de 2010


No cuesta nada una sonrisa pero vale mucho. Enriquece a quién la recibe sin empobrece a quién la da. Dura sólo un instante, pero el recuerdo de esa sonrisa dura para siempre.

Nadie es tan rico que puede vivir sin ella, ni tan pobre que no la merezca. Es la señal externa de la amistad profunda.

Una sonrisa alivia el cansancio. Da fuerzas al alma, y es consuelo en la tristeza. Una sonrisa puede ser un tesoro desde el momento que se da.

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